Parece una broma macabra, pero es cierto: una serpiente pitón de más de seis metros y medio ha engullido a una mujer de 54 años en Indonesia. Jahrah, que así se llama la víctima, era una mujer de 54 años que vivía en la localidad de Jambi, en la isla de Sumatra y que solía salir a pasear por los bosques cercanos.
El pasado día 23, según informaciones recogidas por el diario estadounidense ‘Washington Post’, que cita a medios locales, Jahrah no volvió a casa, por lo que sus familiares dieron aviso a la policía.
Tras una búsqueda infructuosa, al día siguiente de su desaparición los equipos de búsqueda descubrieron las sandalias, la chaqueta, el pañuelo que llevaba en la cabeza y el cuchillo en el suelo y, muy cerca, una serpiente de casi siete metros con el estómago hinchado.
En el interior
Los peores presagios se confirmaron cuando decidieron matar a la serpiente y abrirla, hallando el cadáver de Jahrah en su interior. “El cuerpo de la víctima no había sido digerido del todo, lo que significa que se la habían tragado entera recientemente”, según explicó la policía al diario estadounidense.
Las serpientes pitones no venenosas no suelen atacar a los humanos, sino a animales más pequeños. Pero con anterioridad se han dado casos similares. Las pitones reticuladas, como la que engulló a Jahrah, son serpientes constrictoras: asfixian a sus víctimas antes de tragárselas enteras, enrollándose a su cuerpo hasta que la ahogan.
Las serpientes pitones reticuladas son rápidas a la hora de enroscarse en sus víctimas, una operación que queda patente cuando ves a una de ellas escalar un árbol en segundos, como en el siguiente vídeo: