El pasado miércoles se presentó un caso de maltrato animal en Bogotá que impactó tanto a los presentes como a los internautas, testigos a través de las redes sociales de lo sucedido.
Un toro (identificado con el número 31) se salió del camión que lo llevaba al matadero y en su desesperación por escapar ocasionó una persecución que parecía inspirada en una película.
Gente del común, ganaderos y hasta la policía se involucraron en esta, lo que terminó con el toro visiblemente maltratado y sin fuerzas, siendo cargado al camión con ayuda de múltiples cuerdas.
El caso fue denunciado públicamente por el Santuario Animal Namigni, lugar que se dedica al rescate y protección de estos seres vivos. Dicho establecimiento publicó un video de una rescatista enfrentándose a un hombre: “Ojalá pudiese tener el dinero para comprarles esa res y enviarla a un santuario”, le dijo.
Así fue: con la ayuda de sus seguidores y demás personas que se conmovieron con la historia, lograron reunir el dinero suficiente para comprarle a Esplendor (como lo llamaron) a las personas que querían sacrificarlo. Y no solo eso, sino que hubo otra beneficiada.
“Alcanzamos a rescatar a una vaquita que se llama Luciana. (…) Ellos no comen desde ayer, tienen hambre, pero están bien”, contó quien los ayudó mientras iba camino al Santuario, que se encuentra en La Calera.
Se calcula que más de 10 millones de pesos fueron recolectados, pues tan solo el valor de Esplendor era de $7.500.000 (es un toro de más de 700 kilos) y se necesitaban 400 mil más para transportarlo.“Muchas gracias a todas las personas tan generosas que permitieron el rescate no solo de Esplendor, sino también de Luciana”, recalcó Miguel, representante de Namigni.(Lea también: Estos podrían ser los cambios en el Pico y Placa y movilidad de Bogotá).
La nueva vida de Esplendor y Luciana
Ahora, tanto Esplendor como Luciana disfrutan de una vida llena de amor y de cuidados que antes no tenían, y así lo demuestran los videos que publica el Santuario en sus redes sociales.Además, quien desee visitar el lugar puede hacerlo; basta con comunicarse por interno.